¿QUE MUSICA TE GUSTA ESCUCHAR?

lunes, 16 de septiembre de 2013

NUESTRAS BEBIDAS DE ANTAÑO.

En estos años viviendo en el norte de Chile, he recorrido mucho nuestra historia, tanto de letras como de paisajes y suelo desértico las fotografías demuestran lo seco de este paisaje nortino y las pampas salitreras que la acompañan dia y noche en el pasar del tiempo y junto a ese recorrido mucho se ve de ruinas salitreras, campamentos, maquinas, herramientas, hasta lineas ferroviarias por donde circularon los carritos con sacos de salitre en pleno desarrollo del mineral, pero no solo de trabajo vivio el pampino y su familia, también hubo relajo, descanso, alegrias y tristezas, reuniones familiares, pulperias que como los negocios de hoy surtian las casa de los pobladores con comidas, verduras, bebidas, etc. En uno de mis recorridos encontre una libreta del año 1909 con una lista de una familia que tenia su cuenta de abarrotes, junto a otros articulos, y en esta publicacion me referiré a nuestras bebidas con algunas informaciones otorgadas por nuestro amigo Pachacamitas, fuente de aporte de esta publicación. La Bilz fue insertada por primera vez en el mercado chileno en 1902 por la Cervecería Ebner a través de su dueño, don Andrés Ebner Anzenhofer, un alemán de origen bávaro. Su origen está en una bebida no alcohólica alemana del mismo nombre inventada por el médico naturista Friedrich Eduard Bilz y fabricada por Franz Hartmann bajo el nombre de Bilz-Brause. Ante la competencia de las imitaciones, en el nombre, envase y fórmula, la bebida alemana pronto cambió su nombre a Sinalco (sin alcohol) y que hoy aun se comercializa. Ebner también estaba entre los imitadores. Tras la adquisición total de la Cervercería Ebner en 1916 por parte de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), la bebida y fórmula pasaron a manos de esta compañía, ya en ese entonces la mayor embotelladora chilena de la época. La Pap, originalmente Papaya Rex Imitation, creada en 1927 es de sabor a papaya. Hace más de 160 años nacieron las bebidas en Chile. Incluso antes de que se inventara la fórmula de la Coca-Cola (1886), en nuestro país este mercado tenía un rápido desarrollo. En esa época, el agua mineral “Chusmiza” de Iquique y “Lautaro” “de mesa y estomacal” eran habituales en los almuerzos familiares, así como los jugos, sidras y bebidas a base de papayas, e incluso las cervezas, que se bebían porque “era de buen gusto consumir algo moderno e importado”. Ese fue el período de 1850 y 1950, donde incluso la crecida vertiginosa de este mercado -que se produjo junto a la floreciente industria salitrera del país- alcanzó para la exportación a Brasil, Perú y Bolivia, como se recuerda en el libro “Las marcas de la historia: cien años de aguas minerales, jugos, cervezas y bebidas gaseosas en Chile”, del investigador y coleccionista Óscar Aedo Inostroza (aedo.oscar@gmail.com), y que contó con la colaboración del profesor antofagastino Gastón Hidalgo Lira. En los cien años que abarca la publicación se recuerda que un sinnúmero de emprendedores locales, muchos de ellos sureños, se unieron al negocio para satisfacer la sed de los mineros del norte, al igual que varios inmigrantes italianos, alemanes y croatas.
Algunos de estos líquidos nacieron como digestivos estomacales, estimulantes de secreción biliar y otros como Extracto de Malta, que eran recomendados para la lactancia materna. Los productos se dirigían a diferentes tipos de clientes, como la bebida “Cueca”, inspirada en nuestro baile nacional y orientada a la clase media; el ginger ale (bebida fabricada a base de jengibre, limón, agua y azúcar) Hércules para los hombres de las oficinas salitreras, y el ginger ale tipo Belfast, para un “público más selecto”, cuenta la obra. Ya en una época más cercana se vendieron algunas con una guinda entera en su interior, como la Bidú, y más tarde la Sorbete Letelier, con su eslogan “Hoy más rico que ayer”, que competía con Orange Crush. Pero fue en el norte donde operaron la mayor parte de estas fábricas, y las que no, enviaban sus productos desde distintos puntos del país, como la Cervecería Sucesión Jorge Aubel de Osorno. De hecho, entre 1870 y 1890 hubo más de 90 fábricas de bebidas y cervezas en el país, y en 1922, más de 170, sumando aguas minerales y gaseosas, según antecedentes del Anuario Comercial de la época y la Guía General de Chile. Pero tras la desvalorización del salitre, los empleados abandonaron el desierto, y con ello se cerró la época dorada que tuvo la industria de las bebidas gaseosas en Chile, que relata este libro que fue impreso por Morgan Impresiones y Gráfica Quilicura.
Beneficiosa para las madres. Era usual ver en las etiquetas de malta negra y blanca la figura de una madre amamantando a su bebé. ¿La razón? El producto se recomendaba para el período de lactancia. Marca Chancho. Rogers y Cía. Santiago importaba desde Europa y Norteamérica la cerveza “Pig”. Luego fue castellanizada a Cerveza Marca Chancho. Pura Papaya. La papaya se convirtió en el producto favorito de muchos chilenos. “La Papaya Rex Imitación” de 1927, y producida por la CCU, fue el origen de la hoy conocida “Pap”. Agua para las salitreras. Esta agua mineral se producía en la entonces Oficina Lastenia, en Antofagasta, para abastecer a los trabajadores del salitre, y más tarde se vendió en todo el norte. Fue elaborada por The Lautaro Mineral Water, firma británica dedicada a la explotación del mineral que llegó en 1889 al país. Cien por ciento chilena. De mediados del siglo XX, la bebida “Cueca” se vendía en envases de 280 cc y se elaboraba con extractos de cola.
Las fotografias aca mostradas en esta publicación corresponden a mi colección particular de botellas y mas abajo les dejo una botella que es de antes de 1900, nótese en la palabra PRIVILEJIADO con "J" y no con "G", pues la letra g se adapto al idioma español después del 1900. Espero qu sea de agrado este articulo, saludos.

sábado, 7 de septiembre de 2013

OFICINA CONCEPCION: LA INOLVIDABLE

En uno de los varios recorridos de esa mañana por la ruta 25 camino a Antofagasta saliendo desde Calama, llegamos a una de las oficinas salitreras de las cuales no se tiene ni gran, ni mucha informacion, pero si que tiene que haber sido importante en algun momento. Recorrimos el lugar y con lo primero que nos encontramos fue con una especie de centro recreativo para los habitantes de la Of. Concepción, pues se ve que contaba con 2 tipos de piscinas, una para niños y una para adultos, para esa época nada mal en profundidad constaba con cambiadores de ropa, tenia un gran motor donde succionaba el agua y una especie de comedor principal y que hasta la fecha sigue en pie bien mantenido con su techo en perfecto orden al igual que su arquitectura, apartado mas o menos 1 kilometro en direccion a Antofagasta se encuentra lo que al parecer fue una procesadora de azufre o algo parecido pues solo quedan ruinas y uno que otro indicio de algunas tuberias y mas alla como a 200 metros estaba el campamento. Las estructuras eran como las de la mayoria de las oficinas salitreras, casas en fila por lado y lado. Una gran sorpresa encontramos al visitar el lugar, un bus y bastante gente se encontraba en el lugar con un gran toldo y un buen asado al aire libre, al acercarnos mas al lugar y darle una vuelta se nos acerco una señora muy amable y nos pregunto: ¿Hola son familiares de alguien da aca? , nos sorprendio la pregunta que ovbiamente negamos, pero ahi descubrimos que en realidad el grupo de personas que estaban ahi no eran visitantes comunes y corrientes sino que eran una gran familia que estaba celebrando un asado. Es la familia Reyes Muñoz con la cual tuvimos una gran conversación acerca de la Oficina Concepción.
Ellos son 18 hermanos -no habia televisión mijito- nos decia la mayor de todas, claro ellos nacieron y se criaron en esta oficina y nos cuenta que todos los años celebran su aniversario en su lugar de origen y frente a la que fue su casa de infancia, la casa 14 es donde aparecen en una linda fotografia que retratamos para ellos, cuentan que viajan 4 generaciones con ellos. Relatan momentos muy lindos y sanos de ese tiempo, cuentan que la oficina tenia plaza, pulperia una especie de clinica un colegio y hasta una peluqueria que era atendida por su padre. Muchas historias le traen a su memoria cuando mira hacia lo que fue la plaza, una de las anecdotas que cuenta es cuando ocurrian algunas trajedias y no tenian comisaria, es decir, tenian que venir carabineros desde Calama al lugar del suceso pero que llegaban muy tarde, se rie. Dice que hay un libro escrito por un tal señor Letelier, escritor antofagastino, que cuenta algunas vivencias de la Oficina Concepción pero que no son como las relata en su libro, hay mucha informacion erronea y que no concuerda con la vida que llevaban en el campamento. En fin fue un gran viaje al pasado recordando con la fimilia Reyes Muñoz y compartiendo unos gratos momentos junto a sus hijos y nietos. Un gran saludo les enviamos desde Calama a la familia y que sigan en ese afan y que sea de ejemplo para otras familias que puedan o tengan la oportunidad de reunirse y celebrar en sus lugares de origen, que lo sigan haciendo como hasta ahora, un abrazo y muchas felicidades.